La constancia o perseverancia es el mantenerse firme en la consecución de lo comenzado, en las resoluciones y en los propósitos. La constancia es una cualidad muy importante tanto en el mundo laboral como en el personal, y sin duda refleja una de las actitudes que tienen en común los Gestores de Proyectos y en general todos los profesionales con éxito.
En Gestión de Proyectos Master nos gusta pensar en la constancia como en un músculo que se atrofia si no se usa, pero que también se puede y debe entrenar para llegar a resultados increíbles.
Para entrenar la constancia deberemos pues hacer como con cualquier otro músculo. No podemos empezar intentando hacer press de banca con doscientos kilos, porque entonces no vamos a conseguir ningún resultado y al segundo día vamos a dejar de entrenar. Mejor debemos empezar poco a poco, aumentando el peso y la intensidad paulatinamente para ir entrenando nuestros músculos y acostumbrarlos cada vez a un mayor ejercicio. Así, dando pequeños pasos uno tras otro los resultados al cabo de un tiempo pueden ser espectaculares.
De igual manera debemos hacer con la constancia. A buen seguro no serás capaz de afrontar un gran reto o cambiar un aspecto importante de tu vida o tu personalidad de repente, pero con el entrenamiento adecuado estamos seguros de que puedes aprender a no abandonar en el camino.
Cómo cumplir tus objetivos
Básicamente lo que queremos es acostumbrarnos a nosotros mismos a no abandonar un propósito. Esta actitud nos facilitará alcanzar los resultados que nos propongamos y sin duda también aumentar nuestro autoestima. Para ello lo que debemos hacer es comenzar a fijarnos objetivos sencillos de cumplir e ir aumentando su dificultad paulatinamente.
Siguiendo con el ejemplo del ejercicio, todos los años veo cómo en Enero aparecen muchas más personas en el gimnasio, personas que en Febrero o Marzo se suelen dejar de ver. Se trata de toda esa gente que al comenzar el nuevo año se propone hacer ejercicio pero que abandonan a las primeras de cambio. ¿Por qué? Seguro que hay diferentes razones en cada caso, pero sin duda muchos de ellos intentan un gran cambio de golpe y acaban abandonando al resultar su propósito demasiado difícil de cumplir. Yo no le recomendaría a nadie comenzar de un día para otro a ir al gimnasio tres veces por semana y entrenar hora y media cada sesión. Proponerse perder diez quilos en dos meses tampoco creo que sea algo recomendable, puesto que las probabilidades de acabar frustrado creo que son demasiado elevadas. Más bien recomendaría comenzar con dos días durante 45 minutos. Esto supone un esfuerzo tanto físico como de tiempo mucho más asequible, por lo que será más fácil lograrlo durante un tiempo determinado. Además, se podría hacer lo anterior simplemente durante dos meses. De este modo el final del esfuerzo siempre está a la vista, lo que hará mucho más fácil cumplir con el objetivo. El cumplir con ese objetivo aumentará la autoconfianza y entrena la constancia. Después, siempre se puede fijar un nuevo objetivo si es que se quiere, por ejemplo visitar el gimnasio otros dos meses, esta vez también dos veces por semana pero durante una hora cada día.
Imaginemos ahora que nos gustaría aprender a tocar la guitarra. Si comenzamos con la intención de simplemente aprender a tocar la guitarra es muy fácil que acabemos dejándolo, puesto que aprender cualquier instrumento es un proceso que requiere de muchísimo tiempo y esfuerzo. Mejor sería comenzar con la intención de tocar una canción sencilla, para lo que simplemente necesitaremos memorizar cuatro acordes y entrenar la movilidad y el ritmo de nuestros dedos. Si además nos proponemos aprender durante veinte minutos al día, cuatro días a la semana, entonces estoy convencido de que llegaremos a lograr nuestra meta sin abandonar en el camino. De nuevo reforzamos la constancia y autoconfianza, y de nuevo podemos continuar con una nueva meta tras cumplir la primera.
Es importante observar que en cualquier caso el deseo real y fuerte de lograr algo es fundamental, y el tener claro ese deseo es muy importante antes de comenzar cualquier proyecto personal o profesional. Por eso recomendamos reflexionar sobre los motivos y sobre qué es lo que esperamos como resultado antes de poner toda la carne en el asador. Por ejemplo, si vas a comenzar a hacer deporte porque Fulanito también hace, es evidente que será más fácil abandonar por el camino que si la razón es que sientes que estás perdiendo la forma y quieres tener suficiente energía para jugar con tus hijos. No es lo mismo aprender a tocar la guitarra porque a Menganita le gusta mucho que porque siempre fue tu sueño poder tocar un instrumento.
Cómo aumentar tu perseverancia
Como consecuencia de lo expuesto en el punto anterior tenemos el siguiente corolario:
Fíjate objetivos fáciles y a corto plazo, y que realmente desees cumplir.
Aumentar tu constancia es un proceso iterativo, así que cuantas más veces hagas lo anterior más estarás entrenando tu constancia, aunque evidentemente no deberías proponerte demasiadas cosas porque eso disminuiría las posibilidades de cumplirlas.
Te recomendamos por último que crees una lista de tus propósitos con una clara definición de los mismos, y que anotes si los cumples o no. También, no te sientas derrotado si por ejemplo una semana solamente puedes entrenar un día en lugar de dos. Bien podrás recuperar ese día a la semana siguiente o, dependiendo de las circunstancias, “perdonarte a ti mismo” no cumplir con tu plan por una vez. Nosotros diríamos que cumplir un propósito al 80% puede contar como válido dependiendo del caso.
En tu lista, un propósito no cumplido tiene un valor negativo de dos puntos, mientras que el valor positivo de uno cumplido es solamente un punto. Esto se basa en cómo nosotros percibimos nuestras respectivas experiencias. Por lo tanto, para un balance positivo es preciso que cumplas la gran mayoría de tus propósitos.
Con los consejos anteriores estamos seguros de que poco a poco verás cómo el abandonar un propósito deja de ser una opción, y cómo tu constancia y tu autoconfianza aumentan considerablemente.
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