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Invertir en uno mismo

Cualquier empresa del mercado lucha continuamente por estar un paso por delante de sus competidores. Tener las últimas soluciones, producir más rápido o más barato, el mejor trato al cliente, crear la marca más valiosa, tener mejores márgenes de beneficio… todos estos y muchos más factores se deben tener en cuenta para no quedarse atrás en el mercado. De no hacerlo, es posible que esta empresa pierda su cuota de mercado tarde o temprano y acabe por desaparecer.

La actividad profesional es muy similar a lo anterior. El mercado de trabajo, al igual que el de consumo, se basa en oferta y demanda. Como trabajador puedes moverte en dos direcciones:

1 – Especializarte en temas en los que exista o bien una mayor demanda o bien una menor oferta.

2 – Aumentar la calidad y cantidad de tus características como trabajador.

Independientemente del camino que elijas es necesario invertir tiempo y posiblemente dinero en tu desarrollo personal y laboral y, lo que es más importante, esto es así incluso en el caso de que hayas alcanzado tu meta laboral. Dejar de preocuparte por aprender y desarrollarte por el hecho de estar satisfecho con tu puesto actual sería un error y lo más parecido a acabar “muriendo de éxito”. Piensa que el hecho de que hayas alcanzado tu meta no significa que puedas permanecer allí el resto de tu vida. Nuevos sistemas de trabajo, cambios en la empresa o en el mercado, etc. Podrían hacer que el estatus quo cambie de un día para otro, y por ello es importante seguir siendo al menos igual de capaz y valioso en todo momento.

Dado que estás trabajando al menos ocho horas al día cinco días a la semana, debería ser importante aprovechar este tiempo para tu desarrollo personal. Por ello te recomiendo realizar un trabajo que suponga siempre un reto, en el que necesites aprender cosas nuevas. Hacer lo mismo día tras día evita que aprendas y te desarrolles durante tu tiempo de trabajo.

Además, intenta recibir formación que te pueda ayudar en tu trabajo, o que tenga relación con el mismo y a su vez te ayude a dar un paso en la dirección en la que quieres ir. Si no recibes dicha formación en tu horario de trabajo, entonces invierte tu tiempo en ella.

Aprende de tus compañeros. Pregunta cómo funcionan los procesos de la empresa, cuáles son las dependencias entre departamentos de la empresa, por qué tu trabajo es importante, entiende cómo aportas beneficio a la empresa…

Calcula tu valor. ¿Por qué te necesita la empresa? ¿Qué valor le aportas a la misma? ¿Cuánto le costaría a la empresa sustituirte por otra persona? ¿Cuál es la diferencia entre el valor que creas tú y el que crean tus compañeros o un nuevo trabajador? Cuanto más altos sean todos estos factores, mayor podrá llegar a ser tu salario, ya que la empresa será consciente de que sustituirte sería mucho más caro que continuar empleándote. Así pues, debería pensar en cómo aportar más valor a la empresa y diferenciarte del resto de tus compañeros. ¿Eres más rápido? ¿Conoces más herramientas? ¿Propones mejoras que ahorren dinero a la empresa? ¿Eres más flexible? ¿Organizas mejor el trabajo?

Asume responsabilidad. Cualquier directivo de cualquier empresa está deseando que sus trabajadores tomen la responsabilidad de partes del trabajo. Preocuparte y hacerte preguntas sobre costes, plazos, calidad… de tu trabajo y sus implicaciones en la empresa te ayudará a asumir más responsabilidad y a la vez hará que tus superiores te vean de manera diferente, lo que aumentará tu valor como trabajador.

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