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Armas del Gestor de Proyectos: El reforzamiento positivo

Muchos de nosotros hemos vivido un sistema educativo basado en la reprimenda en caso de que no se actúe como los profesores esperan de nosotros. La educación parental también se basa tradicionalmente en este concepto del castigo como fuerza disuasoria y elemento pedagógico. Sin embargo, son muchos los estudios que confirman que el reforzamiento positivo es una manera mucho más efectiva de enseñanza. En este artículo vemos los principios básicos del reforzamiento positivo y discutimos cómo aplicarlo en gestión de proyectos.

¿Qué es el reforzamiento positivo?

En psicología se denomina reforzamiento a la aplicación de un estímulo (refuerzo) para aumentar la aparición de una conducta determinada. Se diferencia entre reforzamiento negativo y positivo.

El reforzamiento negativo consiste en aplicar un estímulo desagradable o una incomodidad, el cual es eliminado en cuanto aparece la conducta deseada. Un ejemplo de reforzamiento negativo sería no dejar salir de casa a un niño hasta que no realice las tareas escolares. Una vez realizadas las mismas desaparecería el estímulo negativo al permitirle salir a jugar.

El reforzamiento positivo, en el cual nos centraremos en este artículo por ser más efectivo y de sencilla aplicación en Gestión de Proyectos, consiste en aplicar un estímulo que premie la conducta a reforzar. Consistiría por ejemplo en regalar un caramelo al niño cuando éste limpie la habitación.

Los cuatro requisitos de los refuerzos

Los estímulos reforzadores deben cumplir las siguientes condiciones para asegurar su efectividad:

  1. Deben ser esporádicos. Los estímulos deben ser utilizados de manera ocasional para tener un determinado impacto. En caso de que se consideren como algo estándar perderán su validez.
  2. Deben tener un carácter especial. El estímulo debe ser algo que el receptor no considere como su derecho. Este aspecto se debe tener muy en cuenta en el ámbito empresarial, puesto que premiar a un trabajador con algo que él considera que le corresponde de todos modos puede ser muy desmotivador.
  3. Inmediatez. El refuerzo debe ser empleado en cuanto se produzca la conducta deseada. Un lapso de tiempo entre la conducta y el refuerzo puede hacer que la relación entre los dos acontecimientos no sea suficientemente evidente.
  4. Utilización consecuente. Se debe utilizar el refuerzo únicamente cuando se produzca la conducta adecuada. Es por ello que deberemos poder evaluar correctamente dicha conducta antes de reforzarla.

Tipos de refuerzos positivos

En general, los reforzadores positivos pueden ser relacionados con la posibilidad de posesión, realización de determinadas actividades, o suponer un premio social. En el ámbito laboral, y en especial en la Gestión de Proyectos, éstos son los refuerzos positivos que podemos utilizar:

  1. Refuerzo social. La utilización de elogios, agradecimientos o la consideración de la opinión del trabajador son un refuerzo de carácter social.
  2. Posibilidad de crecimiento. Aquí tenemos la visita de cursos de formación, la toma de responsabilidad, o el ascenso jerárquico.
  3. Relacionados con el tiempo de trabajo: descanso extra, horario flexible.
  4. Refuerzos económicos: ascenso laboral o equivalentes como pago en acciones de la empresa o pagas extras por objetivos.
  5. Trato especial. En este apartado tendríamos la asignación de plazas de aparcamiento, la elección de oficina o la posibilidad de trabajar en home office.

Hemos listado los tipos de refuerzos por el que consideramos debería ser el orden preferente de aplicación, aunque se recomienda considerar la situación particular de un proyecto y grupo de trabajo, así como las preferencias individuales de nuestros trabajadores antes de su aplicación.

Pasos a seguir para la aplicación efectiva del reforzamiento positivo

Por último, antes de comenzar a aplicar el refuerzo positivo en tu grupo de trabajo recomendamos que repases y tengas claros los siguientes pasos, lo cual te asegurará el éxito fomentando nuevas conductas.

  1. Seleccionar la conducta a reforzar. Es necesario definir claramente qué conducta queremos cambiar o mejorar en nuestro proyecto, así como de qué manera evaluaremos su correcta aparición. Por ejemplo, una conducta podría ser comenzar las reuniones a la hora establecida sin retrasos.
  2. Seleccionar el reforzador o reforzadores que pueden ser utilizados. Deberás repasar los tipos de refuerzos y preparar un listado con aquellos que vas a utilizar. Tener claras las posibilidades de reforzamiento positivo te facilitará el reaccionar rápidamente cuando se produzca el estímulo. En el caso anterior deberíamos pensar qué haremos cuando una reunión comience puntualmente.
  3. Aplicación. En esta fase simplemente aplicaremos el reforzamiento positivo cumpliendo los cuatro requisitos enumerados anteriormente.
  4. Reducir paulatinamente la frecuencia del reforzamiento para evitar saturación. Una vez se produzca de manera recurrente el comportamiento esperado es la hora de reducir poco a poco el refuerzo para evitar que acabe perdiendo su efectividad.

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